lunes, 3 de septiembre de 2012

Cita de vater.

   Aclaración previa: No he quedado con nadie en un servicio.
   Será que no tengo edad, o tal vez los años me han hecho cómoda, pero para ser sincera, una vez descubiertos los lugares amplios y bien ventilados, si hay que echar un polvo, prefiero si es posible, poder respirar a gusto.
   A lo que íbamos. Uno de los tópicos del verano, (a parte claro está, del cada vez más odioso proceso de hacer tropecientas maletas, y del consiguiente delicado, cansado, inteligente y desalentador acto de introducirlas en el maletero, junto a las innumerables "bolsitas satélites", e intentar una y otra vez cerrar el portón, sin clavar el pico de la silla de playa a la abuelita, romper la tacita de recuerdo, aplastar los bollos comprados para la tia, o espachurrar los botes de aceite solar, gel y champú, que suelen acabar esparcidos sus escurridizos contenidos por doquier...)son las estaciones de servicio, o areas de descanso repartidas por nuestras carreteras.
   A mi me gusta conducir. Adoro la sensación de libertad que te dan las salidas de las ciudades, con cualquier medio de transporte, en aeropuertos, puertos, estaciones de tren o autobús,  pero se hace más evidente al volante de un coche. Ver pasar los kilómetros, observar como cambia el paisaje, contemplar el color de la tierra y el vaivén de las nubes,o como se curva el cielo; imaginar historias sobre los castillos que se alzan en lo alto de las colinas, contar los toros de Osborne, y decir que algún día, cuando tengamos tiempo, pararemos en ese pueblito que tanto nos gusta.
   En este recorrer autovias, son las estaciones de servicio un mundo por descubrir.
   Para llegar a una de ellas, en ocasiones deberemos superar algunas pruebas.
   El primer obstáculo son las llamadas "señales trampa", que indican la salida hacia una gasolinera completísima, y según la tomas empiezas a hacer rotondas y rotondas, y cambios de sentido ¡tantos que ya ni sabes hacia donde miras, y siguies kilómetros sin volver a tenr noticia alguna del susodicho surtidor. Hasta que, casi a punto de darte la vuelta y emprender el regreso (¡si es que lo encuentras, claro!), te descubres en una localidad perdida de la mano de Dios, y en estas circunstancias te pueden ocurrir sólo dos cosas:  has llegado al cielo o al infierno.
   También puede ocurrir, que ni tú ni el resto de pasajeros que te acompañan, puedan retener un segundo más, aún con la ayuda de todos los dioses, una gotita más de la producción acuosa de nuestros incansables riñones.
   En este caso, pasarán kilómetros y kilómetros sin divisar un solo anuncio de restaurante o cosa parecida. Llegados  a este punto, se hace un silencio contenido y lleno de reproches hacia el inocente conductor...Creo que a lo lejos veo el color indicativo de una posible parada...Sonreimos, aliviados suspiramos...¡vaya, un camión a dos por hora!...habrá que adelantarle...¡pués si que es largo!...¡ a no, es que son dos o tres!...¡oh no!...¡no puede ser!...no...no...pero si...si faltaba casi un kilómetro...¡esa maravillosa area de servicio, brillante, lustrosa, con buffet, zona gourmet, tienda de chuches y sourvenirs, amplios  baños con limpieza frecuente, cambia pañales impoluto y olor a fresco, se ha desvanecido tras los inmensos trailers!...¡las miradas fulminan al pobre que se sienta en el asiento delantero izquierdo!
   Por fin llegamos a nuestro destino (o sea, la primera salida, sea la que sea) con la vejiga a punto de estallar. Salimos del coche trampa, y nos lanzamos a la carrera hasta alcanzar la larguísima cola del baño de señoras. Y aquí comienzo mi entrenamiento para lograr el guiness de apnea en baño. Llega la hora de entrar en minúsculo cubículo, haciendo malabares con mi hija, juntándonos todo lo posible, para no tocar nada, ni mirar nada, ni oler nada.
   Cuando llega mi turno, suspirando de alivio,levanto la vista hacia la puerta (es la dirección más oportuna, las demás posiciones oculares son altamente peligrosas y desagradables), y leo:

   "Tú eres sólo alguien en el mundo. Pero para alguien, TÚ, eres su mundo."

¡Los finales felices tambén existen!




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