domingo, 18 de noviembre de 2012

Saphia Azzeddine

   Me gusta hablar de mujeres, (de hombres también, no digo que no...), pero me enorgullece contar aquello que grandes féminas logran, aquellas metas que consiguen alcanzar. Supongo que porque pertenezco al mismo colectivo y sé lo que cuesta lograrlo.
   Creo firmemente que con cada paso que da cada una de ellas individualmente, todas las demás avanzamos, socialmente, culturalmente, o en nuestros derechos.
   Pertenezco a una generación que aún conserva muy fresco en sus retinas y en sus recuerdos, cómo nuestras madres lucharon muy poquito a poco, con lo que podían, para cambiar su entorno, a sus padres, a sus madres, a sus novios...Cómo fueron estudiando cada vez más, cómo ingresaron las que pudieron en la Universidad,  cómo se sacaban el PREU, hacían mecanografía, o hacían sus pinitos con los idiomas. Cómo fueron encontrando trabajos, y cómo renunciaban a ellos para dedicarse a su familia cuando se casaban, pero a la vez se sacaban el carnet de conducir con muchos nervios y ahínco. Cómo se ponían, con orgullo y decisión, sus primeros pantalones en el viaje de novios a Mallorca, y no daban marcha atrás en sus pequeñas conquistas.
   Con ello educaban a sus maridos. Y cuando llegaban los hijos, procuraron darles a todos las mismas oportunidades independientemente de su sexo, luchando incluso contra sus propios miedos y prejuicios, porque intuían que sus hijas tendrían que llegar mucho más lejos de lo que ellas llegaron.
   Yo ví cómo costaba avanzar, pero viví de cerca cómo se daban saltos inmensos en libertad sexual, laboral, económica, cultural,...aunque es ahora cuando lo valoro.
   Creo que las mujeres jóvenes deben saber que esos derechos no están ahí de siempre, que hace muy poquito que los conseguimos, y que mucho esfuerzo, mano izquierda, dolor y valor se necesitaron para logralo. Por eso no se puede dar un paso atrás. No se puede renunciar a ninguno de los avances.
   Y lo más importante es que de toda aquella evolución femenina, el hombre avanzó y se enriqueció con ellas. Descubrió que no era una lucha contra ellos sino a favor de todos. Que no hay nada mejor que remar junto a una gran compañera de viaje.
 
   Dirán que porqué les suelto toda esta retahila reivindicativa, y es porque me he desayunado hoy con una magnífica entrevista en La Contra de la Vanguardia, a Saphia Azzeddine, autora de "Confesiones a Alá" y "Mi padre es mujer de la limpieza". No tiene desperdicio y les recomiendo leerla completa aunque yo les resalte lo que más me gustó:

"-Además sabía del poder de las palabras, porque era un gran contador de historias y sabía que los pequeños detalles descritos con las palabras precisas son la gran literatura.
...
-La ilusión es un gran plato.
-Pero si pedíamos algún capricho, lo que hoy sería un iPhone, mamá nos miraba a los ojos y nos decía:`No, querida:no podemos dártelo`.Y lo decía con tanta firmeza y seguridad que los niños no insitíamos.
-Buena mamá.
-Mis padres jamás necesitaron gastarse el dinero que no tenían.
-Entonces ya eran ricos.
-Y, además mi padre, me enseñó a observar el mundo y a disfrutar explicándolo. Es lo que hice en "Confesiones a Alá": iba a un café de Marrakech y allí pasaba la tarde. Me fijaba en una joven puta primeriza.
...
-el 80 por ciento del tráfico de internet es pornografía. Pienso en todas eses prostitutas rodando películas y en ocho de cada diez maridos viéndolas.
-¿Por qué cree que hay tantos?
-Ni yo ni nadie quiere ser puta ni que mi hija lo sea, ni mi madre ni mis hermanas ni que mis hijos las traten: un trabajo odioso y esclavizante. Pero con toda esa demanda...
-¿Propone alternativas?
-Que los hombre no busquen una esposa como su madre; que se casen con una mujer y que aprendan a comunicarse con ella hasta que se fundan en una relación placentera.
-Es una idea.
-Dejaría de haber tantos hombres que buscan la foto de familia feliz con perro, mamá y suegra, aunque luego necesiten de esos servicios. ¿Sabe que dice el islam del sexo?
-¿...?
-Que todo está permitido entre dos personas que se quieran."

   Esta bella mujer, Saphia Azzeddine, es ejemplo de cómo el mundo avanza, cómo las mujeres recorrern sus caminos individuales, y llegan cada vez más lejos, vivan donde vivan, tengan la religión que tengan. No todas llegan a a las mismas metas. Pero aunque en muchos casos sea silencioso. es inevitable e imparable el progreso de la mujer en el mundo.
   Sé todo lo que queda por hacer, que es inmenso, todo lo que queda por luchar, y que aún muchas mujeres sufriran. No soy una ilusa. Pero yo creo en las mujeres. Creo en los hombres.

   "NO DEJES NUNCA DE SOÑAR, PORQUE EN SUEÑOS ES LIBRE EL HOMBRE" decía Walt Whitman.
   Yo nunca dejaré de soñar, de esperar. Nunca dejaré de creer. De creer en mi, en ti. En las mujeres y hombres que luchan cada dia por ser quien son.





  

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