martes, 26 de febrero de 2013

Tu voz muda

Si yo pudiera encontrar las palabras.
Si yo pudiera encontrar las que te llegaran al alma.
Si yo pudiera llegar donde creo que se halla.

Si yo llegara.
Si yo alcanzara.

Si yo alcanzara aquello intangible.
Si yo pudiera trazar un atajo para alcanzarte la luna,
Si yo pudiera entender los caminos que trazan los actos.
Si yo pudiera entender el silencio.

No llegan cuando son urgentes.
No aparecen cuando se piden a gritos,

Equivocadas, torpes, tímidas, austeras, asustadas, secas, inapropiadas, toscas. Pocas.

Se ausentan de nuestros labios para dejarnos huérfanos.
Se escapan de nuestros dedos que quedan solos.

Inútiles para expresar lo que nos oprime la garganta.
Escasas para abordar todo lo que cabe en el corazón.
Diminutas como granos de arena, que removemos en busca de respuestas.

Me niego a conformarme.

   Son las palabras que aprietan los ojos, las que te estrujan por dentro, las que te hacen saltar, las que hacen vibrar, las que te levantan de tu silla cómoda, las que te agarran y no te sueltan, son las que te empujan las que arden en tu pecho.
   Las que suaves penetran en tus oidos, las que acarician tus lamentos, las que flotan ingrávidas en tus pensanmientos, las que oyes aunque no quieras, porque te abrazan, cálidas susurradas, las que te acompañan en la soledad buscada y necesitada tal vez. Las que cosquillean con lo que no quieres rememorar. Las que con frágiles aleteos derriban fuertes murallas de piedra.
   Las que te impulsan a correr, las que te ayudan a saltar abismos, a escalar montañas, a bañarte en cascadas, las que te hacen asomarte a ver el horizonte, las que te llevan al borde,
   Las que curan heridas, las que sanan el alma, las que duermen el dolor, las que acunan el desconsuelo

Quién poseyera el talento.
Quién dominara ese lenguaje.
Quién tuviera el secreto.
Quién danzara con las musas.


No puedo recordar tu voz.

Si yo pudiera hallar las palabras
que me dieran consuelo.

Palabras cautivas.




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