domingo, 8 de diciembre de 2013

Atención. Go gentle.

   "El regalo más valioso que podemos ofrecer a alguien es nuestra atención" Thich Nhat Hanh, lider budista vietnamita.
(Silencio)
   Prestarle atención.
(Silencio)
   Atención plena y consciente.
(silencio)
   ¡Cuántas veces hemos dicho y escrito esta palabra!
(Silencio)
   ¡Y cuántas obviado y olvidado!
...
   Según dice Joseph Knobel Freud, psicólogo clínico descendiente del famosísimo Freud, el TDHA (deficit de atención e hiperactividad) no existe.
"El niño intenta llamar la atención de sus padres por algo, está inquieto...¡y ese algo es lo que hay que desvelar! ¡Y no drogarle para calmarle!"
"¿Qué nos aconsejaría tio Freud?
-Nos diría: Este niño, pobre, necesita ser escuchado. Si. ¡Escucha a tus hijos! ¡Regálales tu tiempo, no móviles, televisión u ordenadores!
¿Algún otro consejo de oro a padres?
-Con tus hijos ¡juega! A tus hijos ¡ponles límites! Y enséñales a esperar. O ellos se buscarán otros juegos, ellos se buscarán otros límites. Y serán impacientes con todo."
...
   No sé si está en lo cierto o no, pero sus palabras me hacen reflexionar.
   Somos un espejo.
   Todos somos un espejo que refleja las emociones y acciones del otro, y por tanto ellos también son el nuestro.
   Cuando las actitudes de nuestros hijos nos sorprenden, nos alteran, nos sacuden, es el momento de pararse a observarles con detenimiento, comprensión y mucho amor. Y hacer lo propio con uno mismo. Nos asombrará comprobar que sus actos son la réplica de los nuestros.
   Si nuestros hijos no prestan atención, buscan entre otros cosas, nuestra atención. Tratan de decirnos algo de la manera que saben, con las herramientas que tienen a su alcance, en ese momento, para hacerse oir.
   Sé que es mucho más complejo, que influye la edad, la genética, aspectos psicológicos, neurológicos, las amistades, la familia, las circunstancias concretas que les rodean. Lo sé.
   Soy madre y me asusta. Asusta comprobar que tus hijos reclaman tú atención. Porque implicitamente están reprochándote que no lo hayas hecho. Cuestionan tu conducta como padre. A nadie le gusta que le recuerden los errores que comete con sus hijos.
   Es agotador, porque a parte de padres somos adultos que tenemos que cargar con nuestros propios problemas personales a los que añadimos la responsabilidad de criar a nuestros vástagos los mejor que sabemos. Cuando volvemos a casa del trabajo llegamos cansados, con la cabeza llena de preocupaciones, y no siempre encontramos la suficiente energía para enfrentarnos cara a cara con lo que más queremos en nuestra vida.
   Sería maravilloso poder estar siempre en el mejor momento, plenos de positividad y amor cuando nos hayamos con ellos, pero por desgracia no siempre es así. Y nuestros hijos son el más exigente de los jefes, y no nos pasan una.
   Creo que simplemente la decisión de ponerse frente a ellos y prestarles atención en las tareas contidianas (no hace falta soltarles la charla) produce resultados. Abre una puerta, y tras ella empiezan a fluir las cosas. Eso sí, lo que salga puede ser bueno o no tanto, y tendremos que bregar con ello. Pero a la larga nos lo agradecerán, porque nada alivia tanto nuestra mente, alma y corazón, como sentirse escuchado, atendido.
   Sentir que uno no es invisible a las personas que ama.
   Nada es más cruel que el silencio del otro, la falta de atención de los seres queridos, la creencia de que no existes para los que amas.
   Por eso, tomemos conciencia y reconozcamos nuestras actitudes ( si las hay), y las de nuestros hijos (si las hay), y como no somos profesionales, sólo padres, hagamos en primer lugar los que esté a nuestro alcance: prestemos atención a nuestros hijos y a nosotros mismos.
   Observémosles, hablémosles, contestémosles.
   Estemos allí donde esperan encontrarnos, aunque sean ellos los que luego se vayan.
   Y veamos que pasa.
   A muchos les bastará con esto. A otros no, y necesitarán de ayuda profesional. Acudan a ellos y a la medicina si es necesario, que para eso están.
   Pero no se salten el primer paso: ATENCIÓN. Y para poder prestársela ocupen su tiempo, están con sus hijos el mayor tiempo que les sea posible dentro de sus circunstancias.
   Recuerden que no hay mayor desprecio que no hacer aprecio.
   Así que seamos atentos y estemos atentos.


   Les dejo con esta preciosa canción de amor hacia los hijos, (más concretamente de un padre a una hija) de Robbie Williams, "Go gentle", escuchen con atención y disfrútenla.


1 comentario:

  1. Eva, querida!! no podía estar más de acuerdo con lo expresado, hago mías tus palabras y qué decir del tema elegido, un gran , inmenso y profundo colofón!!! NO DEJAS DE SORPRENDERME.
    Bea.

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