domingo, 23 de marzo de 2014

Era el segundo dia de sol...

   Habrán observado que últimamente he disminuido la frecuencia con la que publico textos, y entre otros motivos, ha sido debido a que he tenido la inmensa suerte de toparme con interesantes lecturas de diferente índole, que me han impuesto un delicioso tiempo de madurar, meditar, reposar lo que de ellas se filtra, tiempo que he gastado con verdadero fervor y deleite.
   Si durante ese lapso, o lago, he sentido la necesidad de escribir para subrayar lo más importante, o de lo que dudo, o lo que quiero releer más adelante para profundizar, o aquello que no quiero que bajo ningún concepto se me olvide y se pierda, lo he puesto en papel. ¿Porqué? No lo sé.
   Pero hoy salgo salgo del letargo para hablarles de la columna de opinión de Maite Pagazaurtundüa, titulada "Muda la piel".
   Sin ser consciente de ello, cuando les recomiendo algo, lo hago no sólo porque piense que es relevante y que pueede ser de su interés, sino porque de alguna manera me siento identificada.
   Dice así Pagazaurtundúa:
"El invierno aquí donde paro me ha parecido más que nunca familiar, aunque apenas visité el mar -mi mar- ese que llevo pegado a la retina aunque no lo vea"..."Este año escasearon los dos, el frío y el sol"... "Era pues el segundo día de sol"... "Hay otras formas de pasión. Está la fascinación por leer los arcanos. No sólo en la luz, también en los árboles y en el campo. O en los testimonios. Los almendros ya están en flor en el sur de estas tierras que me acogen"..."Era el segundo día de sol y doblé la calle caminando. Tan pronto lo hice sentí una lengua de tibio calor y el deslumbramiento de la luz intensa frente a mi. Me quedé inmovil, cerré los ojos y me dejé acariciar por su fuerza durante unos segundos que me parecieron eternos, perfectos"..."Y no pude evitar escribir acerca de la vida que renace en la tierra una vez más. Ni evitar sentir cada año la vida, pese a todo, como un regalo maravilloso",

   Así fue, los almendros comenzaron a florecer la tercera semana de febrero y las mimosas empezaron a pintarse de amarillo a caballo entre febrero y marzo. Y a mi, como cada año, me cogió por sorpresa (aunque todavía no me explico como puede sorprenderme algo tan cíclico como las estaciones meteorológicas) ¿¡Se acercaba la primavera!? ¡¿Ya?!
   También he acusado la falta de frío y de luz. Y también percibí el inviero norteño, sus vientos y sus lluvias.

   Era el segundo día de sol, y doblé la esquina
   Encontré lo esperado
   La primavera
   Senti una lengua de tibio calor
   Y no por previsible me decepcionó
   Todo lo contrario
   Me dí de bruces con la vida
   En todo su esplendor
   Me quedé por un instante inmovil
   Dejándome acariciar por su fuerza


   Créanme si les digo que a mí la vida también me parece maravillosa.
   Habré de recordar estos momentos mágicos, dilatados, de belleza, calor, pasión y vida, cuando no estén, y pensar que igual que llegaron se fueron. Que lo malo igual que lo bueno, igual que viene se va. Que nada es eterno. Que todo cambia. Todo se transforma.

   Tu beso se hizo calor
   luego el calor movimiento
   luego gota de sudor
   que se hizo vapor
   luego viento...



No hay comentarios:

Publicar un comentario